La resistencia antimicrobiana es un fenómeno cada vez más preocupante en la salud pública a nivel mundial. Este fenómeno ocurre cuando los microorganismos, como bacterias, virus, hongos y parásitos, desarrollan la capacidad de resistir los efectos de los medicamentos utilizados para eliminarlos o controlar su crecimiento. Puede afectar a cualquier persona, en cualquier parte del mundo, y presenta desafíos significativos para la atención médica y el tratamiento de enfermedades infecciosas.
Las terribles y tal vez, evitables causas.
La resistencia antimicrobiana no es un fenómeno nuevo, pero su aumento ha sido alarmante en las últimas décadas. Entre las principales causas se incluyen:
- El uso excesivo e incorrecto de antibióticos en humanos ha acelerado el desarrollo de resistencia bacteriana.
- La automedicación y la prescripción inapropiada de antibióticos son prácticas que contribuyen a este problema.
- Uso en la agricultura y la ganadería: Los antibióticos también se utilizan en la producción agrícola y ganadera para promover el crecimiento y prevenir enfermedades en animales. Esto puede conducir a la aparición de bacterias resistentes que se transmiten a los seres humanos a través de la cadena alimentaria.
- Falta de nuevas opciones terapéuticas: La falta de desarrollo de nuevos antimicrobianos ha dejado a los profesionales de la salud con un número limitado de opciones para tratar infecciones resistentes.
Su impacto en la salud.
La resistencia antimicrobiana dificulta el tratamiento efectivo de infecciones comunes, como neumonía, infecciones urinarias y sépsis, lo que puede conducir a una mayor morbilidad y mortalidad. Además, las infecciones resistentes requieren tratamientos más prolongados y costosos, lo que aumenta la carga económica para los sistemas de salud y los pacientes.
Respuesta Nacional e Internacional.
En México, la COFEPRIS trabaja en colaboración con otras instituciones y agencias internacionales para abordar la resistencia antimicrobiana. Se han implementado políticas y regulaciones para mejorar el uso responsable de los antimicrobianos en la atención médica y en la agricultura. También se promueve la educación y la concienciación sobre la resistencia antimicrobiana entre profesionales de la salud, pacientes y el público en general.
A nivel internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un plan de acción global para combatir la resistencia antimicrobiana. Este plan se enfoca en cinco pilares estratégicos:
1. Fortalecer la vigilancia y el monitoreo: Es fundamental recopilar datos precisos y actualizados sobre la resistencia antimicrobiana para comprender la magnitud del problema y tomar decisiones informadas.
2. Mejorar el uso de antimicrobianos: Se busca promover el uso adecuado y responsable de antimicrobianos en humanos y animales, evitando su uso innecesario y asegurando que se prescriban y administren de manera correcta.
3. Fomentar la investigación y el desarrollo: Se necesita invertir en investigación y desarrollo de nuevos antimicrobianos para asegurar que existan opciones efectivas para el tratamiento de infecciones resistentes.
4. Fortalecer la gobernanza y compromiso: La lucha contra la resistencia antimicrobiana requiere la cooperación de gobiernos, profesionales de la salud, industria farmacéutica y la sociedad en general.
5. Promover la cooperación y la asociación: La RAM es un problema que trasciende fronteras, por lo que la colaboración entre países y organizaciones es esencial para enfrentar esta amenaza global.
La resistencia antimicrobiana es una amenaza que afecta a la salud y el bienestar de las personas en todo el mundo. El uso responsable de antimicrobianos, la investigación y el desarrollo de nuevas opciones terapéuticas, y la colaboración entre países y organizaciones son fundamentales para abordar este desafío. Como individuos, podemos contribuir a la lucha contra la resistencia antimicrobiana siguiendo las indicaciones de los profesionales de la salud, evitando la automedicación y promoviendo prácticas sostenibles en la agricultura y la ganadería. Solo con un enfoque integral y comprometido podremos proteger la eficacia de los antimicrobianos y salvaguardar la salud de las generaciones futuras.
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